viernes, 9 de noviembre de 2007

FERIADOS LARGOS O INCENTIVOS A LA PEREZA

Blog: http://victoromar.blogspot.com

Los feriados largos decretados para promover el turismo interno no son satisfactorios ni benefician al pueblo. En efecto, ¿cómo puede movilizarse y divertirse un trabajador activo o cesante con un sueldo promedio de S/. 550.00 al mes, cuando la canasta familiar supera los S/. 1,500.00, y un alto porcentaje de la población vive en situación de pobreza y extrema pobreza?
Entonces, este tipo de medidas beneficia a cierto sector de la población dentro del cual están inmersos los especuladores, pandilleros, pirañitas, asaltantes, etc., que incrementan sus actividades en estos días, y en algún porcentaje favorece a los empresarios de turismo, como transportes, restaurantes, hoteles, hostales, artesanos y otros. Por el contrario, los ciudadanos del pueblo sin empleo que son la mayoría, ven afectada su vida cotidiana por el alza incontrolada de pasajes y otros servicios que durante estos días se duplican y triplican por efecto del libre mercado con notable incremento de la inseguridad ciudadana. En estas condiciones, un trabajador jubilado o pensionista del estado que nunca en su vida tuvo oportunidad de conocer la tercera maravilla del mundo; Macchu Picchu, o el hermoso nevado Alpamayo, entre muchos lugares bellos que tiene el Perú, dizque por motivos de trabajo; no podrá hacerlo ahora que le sobra tiempo, en razón de que su mísera pensión de jubilación no le alcanza siquiera para satisfacer sus necesidades primarias de subsistencia. En peor situación de precariedad están los sectores c, d,…z, de la (PEA) población económicamente activa que carece de empleo o está sub empleada, y por esa razón muchos peruanos migraron estimando que tres millones salieron del país, y hoy reportan remesas estimadas en 3 mil millones de dólares aproximadamente, impulsando así la economía nacional. El último censo nos dará información precisa sobre este punto.
Otra referencia precisa de esta delicada situación tiene sustento en las páginas policiales de los medios de comunicación social como prensa escrita, radio, TV, e internet, las mismas que dan cuenta de múltiples hechos bochornosos y delictivos, así como la ocurrencia de reiterados accidentes de tránsito motivado por el excesivo consumo de alcohol y drogas con irreparables pérdidas humanas. Todos estos desordenes sociales agravan la crítica inseguridad ciudadana de los peruanos, llegando al extremo que los agraviados al haber perdido confianza y credibilidad en las autoridades, generalmente no registran las denuncias por los hechos delictivos. Es decir, los feriados largos no solo incentivan el ocio y la pereza colectiva, sino que además impulsan la ola delictiva, todo lo cual frena el desarrollo y la producción nacional sustentada en el trabajo. De este análisis se colige que las medidas anotadas constituyen una afrenta, pues, resulta incoherente invitar al pueblo a la francachela cuando le faltan recursos para alimentarse.
Claro está que la inmensa mayoría no cuenta con recursos para hacer turismo durante los feriados largos, sino por el contrario el pueblo sufre los efectos de la especulación que se genera en estos días agravando su precaria economía. El único sector capaz de insumir el producto es el ubicado en la clase “A”, constituido por un minúsculo grupo privilegiado de personas, los otros están fuera del mercado y no constituyen población objetivo.
Esta práctica curiosa fue instaurada por el gobierno del ex presidente y súbdito japonés Alberto Fujimori, para cuyo efecto promulgó la constitución de 1993, siendo continuada por Alejandro Toledo y ahora por Alan García como seguidores del modelo económico neo liberal que consagra el consumismo como practica inherente al sistema. En estos casos el problema de la población en general no es solo falta de liquidez para disfrutar de los feriados, trae aparejado también múltiples dificultades colaterales que se incrementan por el mayor volumen en el movimiento de personas y vehículos sin control de las autoridades pertinentes; y por esta razón los ciudadanos cada vez estamos menos protegidos quedando a merced de los malhechores incluso dentro de los propios domicilios, durante cualquier viaje interprovincial, al abordar un taxi, al concurrir a una tarde deportiva, retirar dinero de los cajeros, y/o caminar por las calles en cualquier hora del día, y en las noches el peligro es mayor. En resumen, somos potenciales víctimas de cualquier acto delictivo sin garantía alguna por parte del estado, y en estos casos no existen derechos humanos, ni mucho menos la acción de la justicia que generalmente es lerda, ineficaz, costosa, y casi siempre cuestionada. Este resultado merece ser estudiado con mayor diligencia para corregirlo en función de la realidad cotidiana.☺

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