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Los Núcleos Ejecutores fueron creados por Foncodes que en su inicio tuvieron relativo éxito; luego surgieron problemas que obligó al propio Foncodes a publicar las famosas - Listas Negras - en las que hacía conocer el nombre de aquellos que no cumplían con ejecutar las obras, o no rendían cuentas. Hasta allí todo estuvo bien; sin embargo, los problemas crecieron y en muchos casos llegaron al Poder Judicial engrosando la enorme cantidad de expedientes judiciales sin resolver que son causa de la enorme injusticia que sufre la sociedad. Al respecto debemos anotar que, existen incluso Sentencias con autoridad de cosa juzgada que no se cumplen o no se hacen cumplir, todo lo cual indica el grado de desamparo y conflicto social que vive el país.
El fondo del asunto referido a la eficacia de los Núcleos Ejecutores en la experiencia de Foncodes obra maestra del Fujimorismo, es real en cuanto a la CANTIDAD. Sin embargo, debemos precisar que en la primera etapa de su aplicación durante el gobierno de Fujimori faltó fiscalización y control para cautelar la CALIDAD y utilidad de las obras. En efecto, la dictadura sometió a la Contraloría General, Poder Judicial, Ministerio Público, Congreso de la República, y medios de prensa de tal forma que manejó y/o neutralizó la fiscalización haciendo del Foncodes una poderosa herramienta política que no debería repetirse. Es decir, las obras ejecutadas no respondían en muchos casos a la planificación y solución de problemas reales, sino que fueron ejecutadas con alta dosis de criterio político partidario, y por esa razón muchas obras no se orientaban a la satisfacción de necesidades de la población constituyéndose en elefantes blancos sin objetivos concretos. En otros casos simplemente se deterioraron pronto y/o desaparecieron por deficiencias en el proceso constructivo. A todo lo dicho se suma, el hecho real respecto a la calidad de los materiales, y aquí si podríamos encontrar sorpresas que no se valoraron en su oportunidad y que deberían tenerse presente ahora.
Con los precedentes anotados, los Núcleos Ejecutores en esta etapa de gobierno neo liberal sin Fujimori, deberían corregir las deficiencias observadas fortaleciendo los órganos de control previo y posterior de modo eficaz. Así estaremos garantizando no sólo la inversión de calidad, sino fundamentalmente la utilidad de las obras en función de resolver problemas concretos de la población; caso contrario podría degenerar su concepción al viejo estilo de la primera etapa del fujimorismo corriendo el riesgo de dilapidar valiosos recursos presupuestales y financieros.
Sobre esta materia, la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE) representada por su Presidente César Acuña, Alcalde de Trujillo, manifiesta su disconformidad con la medida aludiendo que para eso existe desde el 2003 el presupuesto participativo a cargo de las municipalidades. No obstante no precisa que éstas solo dedican montos ínfimos para dicho fin que no superan el 5 % del presupuesto. Con estos importes cualquier obra resultaría imperceptible sobre todo para una ciudad tan importante como Trujillo, y por consiguiente las observaciones del señor Acuña, carecen de sustento, máxime, cuando dicha autoridad no ha cumplido ni cumplirá con ejecutar el – gran cambio – que ofreció durante la campaña electoral, limitándose solo a promover su imagen personal incrementando la burocracia edilicia, incluyendo un servicio de inseguridad ciudadana financiada con nuevos tributos a costa de los empobrecidos propietarios sin ningún resultado positivo, amén de dar empleo a sus partidarios. Es de público conocimiento que la ciudad de Trujillo es por desgracia una de las más peligrosas e inseguras del país. Los hechos están allí y basta observar las estadísticas delictivas que se reflejan en las páginas policiales de los medios de comunicación social.
