lunes, 24 de junio de 2013

EN MEMORIA DE SAN JUAN



Escribe: Víctor Omar Mendoza Rodríguez

Recuerdo que el año 1956, luego de aprobar los exámenes de - Madurez Mental - así se denominó a dichas pruebas, ingresé al Colegio Nacional San Juan, entonces cobijado en el seno de la Gran Unidad Escolar San Juan, conocida hoy como GUE José Faustino Sánchez Carrión. Durante el periodo fue director de la GUE el doctor Mario Revoredo Raynafarje, un maestro de calidad.

En aquella época el auxiliar era el actor más importante para cultivar la disciplina en el colegio, y como símbolo cito con respeto a “coche bravo”; este apodo nada tenía que ver con el don de gentes y calidad humana de la persona. Aquel fue un hombre digno y honorable, que supo cultivar valores morales en los educandos. Cómo quisiéramos que existieran muchos como él. El personaje fue respetable y querido por varias generaciones, pues, según relataba venía desde el antiguo local de Independencia. También recuerdo a “pietro” (tenor) que hacía las insignias con el logo del colegio que lucimos con orgullo en la camisa color kaki. A otro le decían “ñaño” y al final de la jornada terminó ilustrándonos el significado del término “ñaño”. Pregunten a quienes lo conocieron. El colegio cultivó la disciplina con un departamento de conducta a cargo del doctor Méndez Chincha. El respeto de la persona humana a todo nivel  fue una constante.
La calidad docente en la década del sesenta, y concretamente de 1956-1960 puedo afirmar sin temor a equivócame fue extraordinaria. Los profesores, reales maestros en toda la dimensión del término fueron ejemplo de trabajo y superación, no recuerdo una sola huelga durante los cinco años, y sólo a modo ilustrativo con las disculpas de quienes no cito por olvido reflejo en esta nota hago memoria de los siguientes: El poeta Francisco Xandoval, Horacio Alva, Adolfo Alva, Antonio Samanamud, “checho” Condemarin, Alfredo Valdivieso, “chueco” Reyes, Aníbal Talavera, Culquichicón, Oswaldo Rodríguez, el cura Herrera, el cura Calderón, “pájaro loco” Herrera, Marco Peñaranda, Burga, “loco” Lavalle, Lorenzo Santillán, Humberto Lezeta, el gran Teófilo Álvarez, y otros no menos valiosos que no hago memoria. Entonces, se vislumbraba la figura de Teodoro Rivero Ayllón, quien hasta hoy brilla con luz propia dando conocimiento por el mundo plasmada en valiosa obra intelectual consagrada en libros que todos debemos leer. Para los políticos de hoy, hombres de esta talla no son importantes, más parecen valorar el vil metal que sirve para saciar la vorágine consumista del mundo neoliberal, y para eso sólo basta dinero sin importar el origen. En defecto prima la filiación política partidaria. 
No puedo dejar de recordar a mis compañeros de promoción, amigos presentes y otros que partieron. Todos bebimos del conocimiento de grandes maestros. Aquí se cumple el dicho que dice: Sería saludable que colegios emblemáticos renovados fortalecieran su organización mediante una reingeniería a fondo y a todo nivel; no basta infraestructura física equipada con tecnología de última generación, sino renovamos la calidad técnica y profesional de los maestros, no en función de títulos o cartones que existen en el mercado por doquier; sino por capacidad y experiencia probada. Abundancia no es calidad. Así por ejemplo, el gran bate César Abraham Vallejo Mendoza no poseyó título de doctor expedido por la universidad; pero hasta hoy ningún doctor o PHD, logra superarlo. 
Feliz día del Campesino y del inmortal Cusco, feliz día de San Juan.
Trujillo, 24 de junio de 2013