Administración es Gerencia, Gobierno; y eso es lo que hace falta
en el país. No hay Administración, por eso dilapidan los recursos naturales
primero, y recursos públicos también. El primero se materializa con las
concesiones; y el segundo con la corrupción condicionada al diezmo. Por eso el
mejor lema de la pasada campaña electoral fue: “Roba pero hace obra” justificando
el evento. Creemos que existen alcaldes que habrían convertido a la entidad en
feudos al servicio del patrón de turno, haciendo uso y abuso del poder en
desmedro de la comunidad, presuntamente amparado en autoridades venales y
corruptas que no advirtieron en su oportunidad el grave desorden en el manejo
de la cosa pública. Basta ver y analizar el caso de la Municipalidad Provincial
de Chiclayo en Lambayeque para comprender la magnitud del problema. Otro
ejemplo distrital podría ser San Marcos en Ancash, y - Echarate - Quillabamba en
Cusco, entre otras.
No basta decir soy honrado o poner un letrero que diga: - cero
corrupción - la vaca no solo debe ser honrada, sino parecerlo. Para verificar los
hechos habría que hacer una auditoría total e integral a la gestión, y con el
resultado podemos afirmar con responsabilidad la real situación de la entidad. En
algunos casos los indicios en ojos y olfato de un experimentado administrador,
contador, y/o auditor podrían dar señales que algo se pudre en algún lugar. Cada
obra pública debe alcanzar una meta en razón de las necesidades prioritarias de
la comunidad, y debe guardar relación en el costo – beneficio. No es cuestión
de realizar obras fastuosas o innecesarias de alto valor económico que no
resuelven los problemas prioritarios del pueblo. Resulta absurdo por ejemplo
que un pueblo carezca de agua y luz, pero exhiba piscina, edificio para la
burocracia, monumentos insólitos, etc.
Creo entonces que no es caso aislado el escándalo de
Chiclayo, sino una muestra que nos invita a la reflexión para frenar en seco a
otras Municipalidades que estarían en el camino incorrecto, de modo tal que
privilegiando las obras, retrasan el pago a sus trabajadores, ejecutan obras
efímeras de mala calidad, o dejan otras inconclusas en abandono, etc. Existen
obras que no responden a las necesidades de la institución para mejorar servicios,
sino al contrario las empeoran mientras la burocracia política crece con ventajas y
privilegios como exoneración al pago de tasas y arbitrios, gratificaciones, etc.
Las regiones no quedan atrás, allí están: Ancash, Tumbes, Cerro
de Pasco, y otras. El mal tiene origen en débil control, leyes obsoletas, contradictorias,
y falta de calidad técnica. Suma el lobby que vela por algún interés particular
dejando al margen el beneficio general. Los hechos saltan a la vista.
Frente al cuadro desolador
tengo convicción que es medular revaluar el capital humano incorporando
trabajadores de calidad; no más burocracia política improductiva que sirven de
soporte al cacique de turno en desmedro de la comunidad. En esa razón incrementar
la burocracia contraviene la tecnología de punta y resulta absurda. Para
justificar el hecho en algunos casos han creado otro turno extendiendo el
horario de atención al público, cuando en la jornada ordinaria sobra el tiempo
para dicho fin. Así dilapidan los recursos presupuestales que se reflejan en el
alto costo del gasto corriente.
MR: 09-10-2014